Columna de Opinión
 

Un presupuesto actualizado

 

Por: Salvador Paiz
 
Hace exactamente una semana se introdujo la iniciativa de ley de presupuesto durante la sesión plenaria de nuestro Congreso. Dicha propuesta luego fue remitida a la Comisión de Finanzas para su debido estudio y análisis. Esperemos que pronto sea sometida a aprobación del pleno.

El aprobar, o improbar, un proyecto de presupuesto que atienda las problemáticas que enfrenta Guatemala nos debe concernir a todos. En nuestro país no se ha aprobado un presupuesto desde hace varios años. El que hoy existe fue aprobado en 2018 para el año 2019, y solo ha sido ajustado por aprobaciones específicas relacionadas a la pandemia (decretos 12, 13 y 20-2020). Sin embargo, es un presupuesto que no se ajusta a las realidades y retos actuales. 

El proyecto de presupuesto para 2022 tiene un techo de Q103.9 millardos, un monto mayor al monto que este año se espera ejecutar (Q94.3 millardos) y menor al monto del presupuesto ajustado vigente (Q107.5 millardos). Con este presupuesto, se estima que el déficit como porcentaje del PIB se reduciría de 4.9 por ciento en el 2020 a 2.8 por ciento en el 2022. 

Si bien este proyecto contempla algún endeudamiento, nuestra deuda total en relación con nuestro PIB se mantiene en un nivel sano de 32 por ciento, uno de los endeudamientos más bajos de nuestra región. Contrasta con la situación de países vecinos como El Salvador o Costa Rica, con un apalancamiento del 91 por ciento y 60 por ciento, respectivamente. Otro punto positivo es el incremento en la recaudación fiscal. Para agosto del presente, se tuvo un incremento interanual del 30.3 por ciento. Ello ha sido posible sin ajustar tasas, pero sí gracias a varios factores como: (1) crecimiento económico, (2) mayor sistematización de la SAT y consiguientes mejoras en procesos de auditoría e investigaciones, y (3) mayor formalización y crecimiento de la base tributaria.

Cabe destacar algunos de los incrementos de la propuesta, en relación con el año 2020: 46 por ciento a la cartera de Salud, un incremento del 20 por ciento a Educación, 13 por ciento a nuestro Organismo Judicial y 63 por ciento al Ministerio Público. Ciertamente es importante robustecer nuestras entidades gubernamentales, especialmente las más precarias, tal como el Ministerio de Salud. 

No obstante, fortalecer no implica únicamente gastar más sino gastar mejor. Se trata de fortalecer los mecanismos de transparencia, rendición de cuentas y efectividad del gasto público. Un ejemplo es el “Módulo Sugerido de Compras” en hospitales y centros de salud. No podemos seguir permitiendo que se juegue con la vida de los guatemaltecos haciendo piñata los, de por si insuficientes, recursos de salud pública. No podemos seguir permitiendo que la educación del futuro de Guatemala sea truncada por una ineficiente priorización del gasto. Debemos evaluar si lo que estamos invirtiendo está dando los resultados esperados. 

Todo presupuesto refleja las prioridades del gobierno electo. Sin embargo, este gobierno sigue operando con un presupuesto aprobado para el gobierno anterior y sin los necesarios cambios de prioridades derivados de la pandemia. Ojalá nuestras autoridades le den paso a su debido análisis, para poder aprobar un proyecto actualizado y que, además de ello, tenga como prioridad un manejo transparente de los recursos. Sin un presupuesto actualizado, ¿contra qué evaluaremos la gestión del gobierno?

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