Democracy Index
 
ÍNDICE DE DEMOCRACIA
 
 
 
La democracia en un sistema político puede entenderse como el conjunto de prácticas y principios que al institucionalizarse logran proteger la libertad. Aunque en la academia y en el sector público ha sido difícil llegar a un consenso de su definición y medición, existe el común acuerdo en que, como mínimo, las características fundamentales de una democracia incluyen un gobierno basado en la regla de la mayoría y el consentimiento de los gobernados; la existencia de elecciones libres y justas; la protección de los derechos de las minorías; y respeto por los derechos humanos básicos. Así pues, la Democracia presupone la igualdad ante la ley, el debido proceso y el pluralismo político.
 
El Índice de Democracia, publicado por The Economist Intelligence Unit está compuesto por cinco áreas de evaluación: el proceso electoral y su pluralismo, el funcionamiento del gobierno, la participación política, la cultura política y las libertades civiles.
 
Los valores del índice se utilizan para ubicar a los países dentro de uno de los cuatro tipos de régimen:
  • Democracias plenas: puntajes mayores a 8
  • Democracias defectuosas: puntajes mayores a 6 y menores o iguales a 8
  • Regímenes híbridos: puntajes mayores a 4 y menores o iguales a 6
  • Regímenes autoritarios: puntajes menores o iguales a 4
 
Las Democracias plenas son países en los que no solo se encuentran las libertades políticas básicas y las libertades civiles respetadas, sino que también tienden a estar respaldados por una cultura política propicia para el florecimiento de la democracia. El funcionamiento del gobierno es satisfactorio, los medios son independientes y diversos. Existe un sistema eficaz de controles y equilibrios; el poder judicial es independiente y las decisiones judiciales son cumplidas a cabalidad.
 
En las Democracias defectuosas hay elecciones libres y justas y se respetan las libertades civiles básicas. Sin embargo, existen problemas de gobernanza, una cultura política subdesarrollada y bajos niveles de participación política.
 
En los regímenes Híbridos las elecciones tienen irregularidades sustanciales que impiden que sean libres y justas. Además, existe presión del gobierno sobre los partidos y candidatos de la oposición, así como también hacia los medios de comunicación y al poder judicial. La corrupción tiende a ser generalizada y el Estado de Derecho es débil.
 
Por último, los Regímenes autoritarios son Estados en donde el pluralismo político está casi ausente. Existen muchos abusos a las libertades civiles, en muchos casos aplicándose represión directa. Además, la independencia judicial no existe. En muchos casos los países clasificados en esta categoría son dictaduras.
 
 
 
 
 
 
 
En los resultados 2022, Guatemala se ubicó en la posición 98 de 167 países evaluados, mejorando una posición respecto a la evaluación del 2021. El país recibió una calificación de 4.68 sobre 10, que representa 0.06 puntos más que la calificación obtenida el año anterior. Por su calificación, el país pertenece a los regímenes híbridos junto con otros 35 países, representando este régimen el 22% del total de países evaluados.
 
El índice evalúa cinco categorías: 1) proceso electoral y pluralismo, 2) funcionamiento del gobierno, 3) participación política, 4) cultura política y 5) libertades civiles. Guatemala obtuvo su mejor puntuación en la categoría de proceso electoral y pluralismo (6.92), seguida por la categoría de libertades civiles con una puntuación de 6.18. Sin embargo, su desempeño en las categorías de participación política (3.89), funcionamiento del gobierno (3.93) y cultura política (2.50), evidencia un rezago importante para la democracia.
 
En la región, los países mejor evaluados son Uruguay (8.91) en la posición global 11 (subiendo dos posiciones respecto al 2021) y Costa Rica (8.29) en la posición 17 (subiendo tres posiciones), seguidos de Chile (8.22) en la posición 19 (subiendo 6 posiciones) y Argentina (6.85) en la posición 50. Por otro lado, aquellos con las peores calificaciones son Venezuela (2.23) en la posición 147, Nicaragua (2.50) en la posición 143, Bolivia (4.51) en la posición 100, Guatemala (4.68) en la posición 98, y El Salvador (5.06) en la posición 93, bajando 14 posiciones.
 
Es importante notar que la democracia en Latinoamérica como región, continúa retrocediendo, aunque a un ritmo más lento. Su calificación pasó de 5.83 en 2021 a 5.79 en 2022, con El Salvador y México registrando las mayores caídas en su calificación, mientras que Perú bajó a la categoría de régimen híbrido. Chile, por otra parte, recuperó su estatus de democracia plena que había perdido el año pasado, por lo que junto a Costa Rica y Uruguay son los únicos tres países de la región considerados como una democracia plena.
 
En 2022, el puntaje global promedio aumentó levemente de 5.28 a 5.29 (en una escala entre 0 y 10), un estancamiento en términos prácticos. Se esperaba que el levantamiento de las restricciones impuestas por los gobiernos del mundo con relación a las libertades individuales y las libertades civiles que se produjeron en respuesta a la pandemia del coronavirus tuviera un impacto positivo en el índice global, pero no fue así, dejando el índice muy por debajo de sus niveles pre-pandemia de 5.44 y muy por debajo del 5.55 que tuvo en su nivel más alto en 2015.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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